POR LA OBRAS LOS CONOCEREÍS...

Publicado  20 abr 2011

"Los principios y las convicciones, son propias de personas de bien. Son personales e intransferibles. Por las obras, por el comportamiento se afloran, se dejan ver y por ellas se puede catalogar fiablemente a él, a ella, a vosotros y a nosotros..."

Aquí no vale decir, hay que hacer, como les gusta decir, “no hacer”, a los fanáticos, católicos, apostólicos y romanos... “Por las obras los conoceréis”. En poco o nada estoy de acuerdo con estos personajes de la farándula religiosa, pero en esta “frase”, me identifico:

“Por las obras se conoce a la gente”...

Prefiero a personas con principios y convicciones, con un planteamiento de vida totalmente agnóstico en obras ejemplares, esas gentes anónimas que siempre van con la cabeza en su sitio, ocupando un lugar discreto, pasando sin hacerse notar, sin hacer ruido, tirando de la vida, ayudando a otros, en resumen tirando del carro de la familia, de los amigos, de la sociedad, con alegría, con libertad. Sin que se note.

Son los que no abandonan el camino, cuando ven peligro o dificultad, cuando ven que la cuesta es pendiente y en muchas ocasiones hay que recorrer el sendero en zigzag, lleno de espinas, lleno de piedras y casi siempre cuesta arriba. Saben que lo que vale cuesta. Saben que la vida es así y que sus pensamientos, sus comportamientos son los que son... Jamás dudan del camino que han tomado, por muy empinada que sea la subida a la cima.

Son conscientes, son sabedores desde el inicio, que el camino de ida en cualquier momento de nuestra vida es un camino de rosas, de ilusiones, de alegrías compartidas y de proyectos, ese camino es ancho y carretero; pero se tiene claro que el camino de regreso, las flores se han marchitado y al retorno encontramos las espinas secas, las piedras sueltas, el suelo resbaladizo, los campos aridos, los jardines sin flores, se vuelve cargados de tropiezos, de sinsabores, de tristezas, de ausencias, de soledades, de experiencias, de fracasos y muchas veces con dolor; como se suele decir venimos de vuelta con las pequeñas cruces que nos ha ido dando la vida y los años y muchas veces el camino se hace con la tristeza que da la soledad, sin la compañía de las personas queridas.

A esos “escribas y fariseos, sepulcros blanqueados” les dedico mis pensamientos, y les recuerdo que hacen justo lo contrario de lo que predican. Cuando inicie mis lecturas en latín me quedo en el recuerdo para siempre esa frase: “in illo témpore”... Así es y será nuestra vida hacia la finitud. Las personas libres en silencio siempre esperamos respuestas, no tenemos prisa, sabemos esperar.