Un paseo por la orilla del mar Cantábrico en Rodiles, Villaviciosa.
Día tranquilo, gris,
Día tranquilo, gris,
donde
todo invitaba a estar y pasear sin
prisas, en silencio,
pensando o sin pensar, dejándote impresionar por el entorno, mirando
las bellezas del mar, disfrutando de la naturaleza, valorando como ha
quedado la senda por la bravura del mar
en tiempos de tempestad. Una belleza.
pensando o sin pensar, dejándote impresionar por el entorno, mirando
las bellezas del mar, disfrutando de la naturaleza, valorando como ha
quedado la senda por la bravura del mar
en tiempos de tempestad. Una belleza.
Es una realidad, todo aquello que se pesca, malo, siempre acaba frito, al horno o a la parrilla.
Cuidado es casi seguro, es posible, que quede chamuscado.
¡Cuidadito, el que avisa, no es traidor...!
Así se disfruta viendo las aguas claras del mar Cantábrico, llegan serenas, tranquilas, limpias y transparentes, pero al llegar a la orilla se contaminan y pierden su encanto, su belleza y su color. In illo témpore me dijo una persona a la que yo he querido mucho, que en esta tierra todo tiene un precio y en las orillas están las cloacas. Lo entendí tarde, pero lo entendí...